Objetos de Celeste Martínez
Del mismo modo que la oscuridad es otra de las
mutaciones de la luz o que la quietud es el presagio de la tempestad, el
silencio es eco desarticulado, falsa alegoría, complicidad tácita, murmullo
contenido, duplicidad ambigua. Características y virtudes todas ellas
reproducidas en la obra de Celeste Martínez, quien, con precisión quirúrgica,
le brinda a los objetos de su estudio una identidad voluble: simuladas
mariposas, fingidos senderos azules y violáceos, hendiduras rugosas. En la
exactitud de la disposición de esos objetos, Martínez camufla su naturaleza
prodigiosa.
Con la minuciosidad de quien pretende develar un
crimen, la artista recoge materiales y se sirve de ellos para configurar una escena
única que expone la esencia de su obra: la ironía del estridente neón, que nos
exige silencio; la pulcritud de la cuerina sintética; están la madera y el
vidrio, que ofrecen sutileza y transparencia; hay planos negros y luces
apagadas, formas oblicuas de un misterio que rehúsa develarse; la gélida
cerámica, con la que se le da forma a la tensión entre lo estético y lo
terrible.
En el juego sutil que desde el comienzo pauta Martínez
con el que observa su obra no existen reglas comunes a ambos. La artista le
ofrece falsas pistas para llevarlo al encuentro de una realidad que surge de la
tensión entre lo que se ve y lo que no se ve.
Ezequiel Lavena
Hasta el 5 de junio
De martes a viernes de 15 a 21 y sábado de 12 a 18
El Mirador Espacio – Brasil 301 – 4361-0711
Entrada libre y gratuita
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